Como sabían los antiguos, el lenguaje de la verdad es sencillo: veritas simplex oratio est. Frente a las alambicadas explicaciones, a los recursos, al misterio y a los arcanos que no deben inquirirse, la verdad es más bien sencilla y breve. Si el cínico da siempre una impresión poco académica es porque prefiere la intensidad de los epigramas a la complejidad de los tratados.
Ambrose Bierce (Ohio / 1842 – ?). En 1913, Ambrose Bierce partió a México para conocer a Pancho Villa, con el propósito de observar in situ la Guerra Civil que allí se libraba. En aquel entonces, Bierce se había ido desencantando con la vida: en 1891 se divorció; en 1889 su hijo mayor murió en un duelo por el amor de una mujer; y en 1901, su otro hijo murió sumido en el alcoholismo. “Adiós”, escribió en una carta de despedida, “si escuchas que morí de pie, apoyado contra un muro de piedra mexicano, y baleado hasta quedar reducido a jirones, por favor sabed que pienso que es una muy buena manera de dejar esta vida. Es mejor que morir de viejo, enfermo o a causa de un resbalón en las escaleras del sótano. Ser un gringo en México, ¡ah, eso sí es eutanasia!”. Nunca más se tuvo noticias de él y las circunstancias de su muerte siguen siendo un misterio. Se asume que falleció en la Toma de Ojinaga, en enero de 1914.
La mirada cínica
$9.000
Autor: Bierce, Ambrose
Editorial: Sequitur
Páginas: 64
Sequitur
2010
3 disponibles
Descripción
Como sabían los antiguos, el lenguaje de la verdad es sencillo: veritas simplex oratio est. Frente a las alambicadas explicaciones, a los recursos, al misterio y a los arcanos que no deben inquirirse, la verdad es más bien sencilla y breve. Si el cínico da siempre una impresión poco académica es porque prefiere la intensidad de los epigramas a la complejidad de los tratados.
Ambrose Bierce (Ohio / 1842 – ?). En 1913, Ambrose Bierce partió a México para conocer a Pancho Villa, con el propósito de observar in situ la Guerra Civil que allí se libraba. En aquel entonces, Bierce se había ido desencantando con la vida: en 1891 se divorció; en 1889 su hijo mayor murió en un duelo por el amor de una mujer; y en 1901, su otro hijo murió sumido en el alcoholismo. “Adiós”, escribió en una carta de despedida, “si escuchas que morí de pie, apoyado contra un muro de piedra mexicano, y baleado hasta quedar reducido a jirones, por favor sabed que pienso que es una muy buena manera de dejar esta vida. Es mejor que morir de viejo, enfermo o a causa de un resbalón en las escaleras del sótano. Ser un gringo en México, ¡ah, eso sí es eutanasia!”. Nunca más se tuvo noticias de él y las circunstancias de su muerte siguen siendo un misterio. Se asume que falleció en la Toma de Ojinaga, en enero de 1914.