Tuyo es mi corazón. No podrás verlo jamás. Si pudieras verlo, ya no sería un corazón, ya no estaría en el mundo. Cabría en tu puño pero está oculto en el estuche de mi cuerpo. Puso mi rostro entre tus manos, cuando cerré los ojos. Tus ojos miraban hacia otra parte. Tenemos las cabezas cortadas como flores. Amnésicas, insomnes, buscan entrelazar sus tallos, deshacer la prisión de sus estuches, generar la cadena que suspenda la larguísima noche de estar solos. Los que nunca vinieron ya se han ido. Encadenados, interceptamos el flujo de la luz, somos imagen. Como imagen que soy, opaca y sólida, lo máximo que puedo darte es mi reverso, esta parte de atrás donde se escriben los pedidos de auxilio, los códigos civiles, las inútiles listas de las compras. Asediarás mi espalda y te pondré de pie, de novio y de luto. Caerás en mi aro para retroceder, porque en el fondo los aros se hacen trenes que se van, cintas que vuelven hacia atrás y envuelven los regalos y las sobras, los restos óseos de lo que ha caído. Tuyo es mi resplandor y el proyector se parte entre tus parietales: la mano que proyecta gira por tu deseo y para la institución. Hágase el negro de la sala de cine, del sol negro que me pone a temblar, de la caverna antigua donde me soñarás en movimiento.
Jacques Aumont declina y remonta la historia de la imagen cinematográfica, en busca de sus transmigraciones. El género de la pintura de Vanidades, la anunciación de María, los espejos; la línea de la sombra y la irrupción del color; los objetos encantados y domésticos de Hitchcock y el blanco espacial de Kubrick; la América de la bomba nuclear y la generación beat según Bruce Conner; el found footage y el video casero, la pintura rupestre y la pantalla. Más allá de la mímesis o la metáfora, de la caja, la pirámide o el cuadro, la imagen es materia. Su corazón es de todos y de nadie. Late, se agita, se contrae, se aplaca y se acelera. Nada más material que un órgano y más inmaterial que un órgano que no puede tocarse. El corazón es materia de imagen.
Jacques Aumont (Avignon, 1942). Ensayista, crítico cinematográfico y especialista en teoría de la imagen. Integró la redacción de la revista Cahiers du Cinéma. Es profesor emérito de la Universidad París-III, director de estudios de la École des Hautes Études en Sciences Sociales y profesor de la École Nationale Supérieure des Beaux-Arts. Entre sus libros publicados en español, se destacan La imagen (1992), El ojo interminable. Cine y pintura (1997), El rostro en el cine (1998), La estética hoy (2001) y Las teorías de los cineastas (2004). Matière d’images, redux (2009), aquí presentada en español, es la edición corregida y aumentada de Matière d’images (2005), un texto clave de su reflexión teórica.
Materia de imágenes, redux
$24.000
Autor: Aumont, Jacques
Editorial: Shangrila
Páginas: 304
Dimensiones: 16 x 23 cm
Shangrila
2014
Sin existencias
Descripción
Tuyo es mi corazón. No podrás verlo jamás. Si pudieras verlo, ya no sería un corazón, ya no estaría en el mundo. Cabría en tu puño pero está oculto en el estuche de mi cuerpo. Puso mi rostro entre tus manos, cuando cerré los ojos. Tus ojos miraban hacia otra parte. Tenemos las cabezas cortadas como flores. Amnésicas, insomnes, buscan entrelazar sus tallos, deshacer la prisión de sus estuches, generar la cadena que suspenda la larguísima noche de estar solos. Los que nunca vinieron ya se han ido. Encadenados, interceptamos el flujo de la luz, somos imagen. Como imagen que soy, opaca y sólida, lo máximo que puedo darte es mi reverso, esta parte de atrás donde se escriben los pedidos de auxilio, los códigos civiles, las inútiles listas de las compras. Asediarás mi espalda y te pondré de pie, de novio y de luto. Caerás en mi aro para retroceder, porque en el fondo los aros se hacen trenes que se van, cintas que vuelven hacia atrás y envuelven los regalos y las sobras, los restos óseos de lo que ha caído. Tuyo es mi resplandor y el proyector se parte entre tus parietales: la mano que proyecta gira por tu deseo y para la institución. Hágase el negro de la sala de cine, del sol negro que me pone a temblar, de la caverna antigua donde me soñarás en movimiento.
Jacques Aumont declina y remonta la historia de la imagen cinematográfica, en busca de sus transmigraciones. El género de la pintura de Vanidades, la anunciación de María, los espejos; la línea de la sombra y la irrupción del color; los objetos encantados y domésticos de Hitchcock y el blanco espacial de Kubrick; la América de la bomba nuclear y la generación beat según Bruce Conner; el found footage y el video casero, la pintura rupestre y la pantalla. Más allá de la mímesis o la metáfora, de la caja, la pirámide o el cuadro, la imagen es materia. Su corazón es de todos y de nadie. Late, se agita, se contrae, se aplaca y se acelera. Nada más material que un órgano y más inmaterial que un órgano que no puede tocarse. El corazón es materia de imagen.
Jacques Aumont (Avignon, 1942). Ensayista, crítico cinematográfico y especialista en teoría de la imagen. Integró la redacción de la revista Cahiers du Cinéma. Es profesor emérito de la Universidad París-III, director de estudios de la École des Hautes Études en Sciences Sociales y profesor de la École Nationale Supérieure des Beaux-Arts. Entre sus libros publicados en español, se destacan La imagen (1992), El ojo interminable. Cine y pintura (1997), El rostro en el cine (1998), La estética hoy (2001) y Las teorías de los cineastas (2004).
Matière d’images, redux (2009), aquí presentada en español, es la edición corregida y aumentada de Matière d’images (2005), un texto clave de su reflexión teórica.
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