Reflexiones sobre la pena de muerte

Descripción

Este libro reúne dos ensayos acerca de la pena capital, escritos hace más de medio siglo, pero plenamente vigentes. Cuando fueron publicados en 1957, la guillotina aún funcionaba en Francia para los crímenes de derecho común y, con más frecuencia todavía, para los relacionados con la guerra de Argelia. Décadas después la abolición ha prevalecido en Europa y ha ganado terreno en todo el mundo, sin embargo el debate no se ha interrumpido: se ha desplazado y extendido internacionalmente, pues la pena de muerte se sigue aplicando en numerosos países, en ocasiones a gran escala.

En su ensayo Reflexiones sobre la horca (1955), Arthur Koestler, que estuvo a punto de ser ejecutado en las cárceles de Franco, analiza los antecedentes y la evolución de este brutal castigo en Inglaterra. La obra de Camus, Reflexiones sobre la guillotina, es un verdadero clásico en la materia. Con una brillante argumentación sitúa el respeto a la vida humana por encima de la ley, y equipara las ejecuciones sumarias en Francia con las que tuvieron lugar durante la ocupación nazi.

Albert Camus (Mondovi, 1913 – Villeblevin, 1960). Premio Nobel de Literatura en 1957, Camus se dio a conocer con El extranjero y El mito de Sísifo (1942), obras que reflejan una clara influencia existencialista. Durante la Segunda Guerra Mundial militó en la Resistencia y fundó el periódico clandestino Combat, aunque sus célebres novelas posteriores La peste y El hombre en rebeldía suponen un cierto cambio en su pensamiento, más orientado hacia la salvación de los más altos valores morales y espirituales, cuando mayor es su convicción del absurdo del mundo.

Arthur Koestler (Budapest, 1905 – Londres, 1983). De origen húngaro, Koestler dejó su tierra en 1926 para marchar a un kibbutz en Palestina. Fue dibujante de arquitectura en Haifa, vendedor en un bazar y periodista en El Cairo. Adherido al Partido Comunista, conoció las prisiones franquistas, experiencia descrita en su Testamento español (1937). La escritura de Koestler se apoya en los exiliados, los perseguidos, los expulsados de Europa; los miles y millones que, a causa de su raza, de su nacionalidad o de sus creencias, se han convertido en la escoria de la tierra.